Triunfan Rafaelillo, Escribano y Orozco con una oreja cada uno, en la cuarta corrida de la Feria de Málaga

Ayer, 17 de agosto de 2024, la plaza de toros de La Malagueta vibró con la cuarta corrida de abono de la Feria de Málaga, donde los diestros Rafaelillo, Manuel Escribano y Javier Orozco lograron cortar una oreja cada uno, en una tarde marcada por la calidad y el temple de la ganadería Murteira Grave.

Rafaelillo abrió la tarde con una faena destacada ante el primer toro, mostrando una gran entrega y destreza a pesar de las complicaciones del astado. Con muletazos bien medidos y precisos, logró conectar con el público, culminando con una estocada certera que le valió una merecida oreja.

El cuarto toro, de carácter complejo, puso a prueba nuevamente la habilidad del torero murciano. A pesar de las dificultades, Rafaelillo desplegó todo su oficio en una faena de alto mérito que le valió una calurosa ovación por parte de los asistentes.

Manuel Escribano, por su parte, se enfrentó a un toro de Murteira Grave que destacó por su presencia y bravura, siendo aplaudido desde su salida al ruedo. El sevillano comenzó su labor con un notable capote y un vibrante tercio de banderillas. Su faena, iniciada de rodillas, aprovechó al máximo las cualidades del toro, aunque este fue perdiendo fuerza a medida que avanzaba la lidia. A pesar de un fuerte golpe en el pecho al entrar a matar, Escribano se ganó la ovación del público tras una petición de oreja que no fue concedida.

En el quinto toro, Escribano volvió a destacar, recibiendo al astado con una larga cambiada en la puerta de chiqueros y mostrando su total entrega durante toda la lidia. Su actuación fue sólida y contundente, culminando con una estocada que, aunque trasera, dejó buen sabor de boca al respetable.

Javier Orozco, torero de la tierra, se lució con el cuarto toro de la tarde, logrando una oreja tras una faena en la que destacó por su entendimiento del toro por el pitón derecho y por la elegancia de sus muletazos. Cerró con una estocada que le valió la oreja y una fuerte petición de la segunda.

En el sexto toro, Orozco se enfrentó a un astado de mayor complejidad. Aunque mostró disposición y ganas en la muleta, la faena fue de menos a más, concluyendo sin mayor fortuna cuando el toro terminó rajado.